• Una Iglesia que a nadie molestará porque a nadie comprometerá.
  • Además, la fraternidad de nada vale sin la paternidad.
  • Providencia y libertad, el matrimonio que forja la historia.
  • Una Iglesia protestante, ahora mismo se queda corta para el Nuevo Orden Mundial.
  • Necesita una Iglesia a su servicio: filantrópica, solidaria, fraternal.
  • Todos hermanos y ninguno hijo de Dios.
  • Esa es la Iglesia que le conviene a Satán.

Es curioso que en muchos ambientes cristianos ya no se habla del posible cisma. Lo que algunos, cada vez más, creo, se preguntan cómo será el cisma que vive. Y a lo mejor nos equivocamos, porque el futuro, ya se sabe -es un niño en las rodillas de los dioses-, resulta una mezcla de Providencia y libertad, el matrimonio que forja la historia. El caso es que hemos llegado a un momento del devenir humano en el que ni el mismísimo Satán quiere destruir la Iglesia. Ahora sabe que, por vez primera en 2.000 años, puede conquistarla. Yo no me imagino que la Iglesia del Cisma sea una Iglesia protestante, con toda la parafernalia luterana. Quiero decir, con cercanía al poder político sí, pero no me la imagino, a la Falsa Iglesia, como ese libre examen que enseguida termina en caos moral y en monarcas y ministros metidos a obispos. Ahora mismo, el modelo protestante se queda corto para el Nuevo Orden Mundial. No, el Nuevo Orden Mundial (NOM) necesita una Iglesia a su servicio: filantrópica, solidaria, fraternal. Todos hermanos y ninguno hijo de Dios. Esa es la Iglesia que le conviene a Satán. Y eso sí, muy considerada: no sólo aliada del poder político sino del ministerio más importante de ese Gobierno. Naturalmente, Gobierno mundial, que los credos nacionales no son más que nacionalismos increíbles. En definitiva, se trata de una Iglesia humanista, de esas que cualquiera está dispuesto a aprobar porque no compromete a nada y porque la fraternidad de poco vale sin la paternidad. Eulogio López eulogio@hispanidad.com