José Ramón Pablos es un poeta –título primero- que firma en Hispanidad –título segundo-. Luego tiene títulos menores, tales como haber tenido un papel discreto pero relevante en la Transición democrática y una carrera como empresario de prestigio.

Ahora, ha publicado sus poemas y más de un artículo en prosa, bajo el título “La España políticamente correcta”, todo ello coronado con una letra para el Himno Nacional, que buena falta le hace. Si sometieran esa formidable letrilla a votación, yo le voto.

Y sí, una de las principales fuerzas motrices es su amor a España. Y aunque esta aclaración debiera resultar ociosa, no lo es: no, JR es un enamorado de la Constitución de 1978, algo que, no se lo van a creer, no resulta en absoluto incompatible con el amor a España.

En su última obra, el poeta defiende a aquellos que aman a España y, todavía más, a lo que esta representa

Existen muchos españoles como él que no son nostálgicos del franquismo. Antes, al contrario, han defendido siempre la democracia constitucional.

En cualquier caso, el periodismo digital necesita de poetas, y aún más de poetas satíricos. A fin de cuentas, como el mundo actual camina hacia el manicomio, lo mejor es hacerse acompañar por un poeta. El viaje es más divertido.

“La España políticamente incorrecta” defiende a aquellos que aman a su país y aún más, a lo que este representa. Porque España no se entiende sin su fe, sin su lengua –y sin sus lenguas- y sin esa necesidad de llenar la vida, no sólo de pasar por ella.

Al final, surge la pregunta sin respuesta en la España de Pedro Sánchez: ¿Quién nos dividió?