• La doctrina social de la Iglesia coincide con el liberalismo en la promoción de la propiedad privada.
  • Con el capitalismo, me temo que en nada.
  • El comunismo es el origen de la época actual pero no es la época actual. Y el liberalismo, tampoco.
  • Hemos pasado de la modernidad a la blasfemia contra el Espíritu Santo, suprema inversión de valores.
  • Ahora la verdad sí existe, sólo que es la mentira. El bien sí es objetivo, sólo que es lo que ante llamabais mal. Y el feísmo constituye el canon de la belleza actual.
Marcello Pera (en la imagen), insigne político católico italiano, arremete contra el Papa Francisco. Viene a decir que no entiende el capitalismo, al que considera poco menos que la base ideológica de Occidente. Y no me preocuparía si no habláramos de un tipo ideológicamente muy capaz, aunque incurre en uno de los males habituales del actual Pontificado, en el que caen muchas mentes brillantes pero erradas. Y erradas porque no se puede llamar a Francisco poco menos que anti-Papa. Marcello, campeón, el capitalismo no constituye una de las bases de Occidente  de Occidente. Nuestra civilización es producto del cristianismo revelado en Jerusalén, la razón griega y el derecho romano. En tal caso, el liberalismo económico (el liberalismo, que conste, y sólo el económico) puede ser compatible con el cristianismo si por liberal entendemos la defensa de la propiedad privada, a ser posible de la propiedad privada pequeña. Chesterton dice: "¿Qué más me da que toda la tierra del condado sea propiedad del Estado o del duque de Sutherland? El caso es que no son mías, no están repartidas". Porque es cierto, que la doctrina de la Iglesia, a pesar de lo que nos venden ahora, no busca proletarios sino propietarios. El capitalismo, que sí crea proletarios al igual que el socialismo, cree en la empresa privada y en los mercados antes que en la propiedad privada. Otra vez Chesterton: "No es lo mismo la empresa privada que la propiedad privada. Por ejemplo, un carterista puede ser un partidario del libre mercado y de la empresa privada pero nunca se le podrá considerar un partidario de la propiedad privada". Aclarado esto, el Papa Bergoglio no odia a Occidente ni es comunista. Es porteño, pero no por ello tiene que aborrecer lo norteamericano… ni tiene que admirar lo estadounidense. Yo, por ejemplo, que no soy hispanoamericano, sólo hispano, no me caen bien ni los gringos ni el universo gringo. Quizás porque soy liberal en economía, no capitalista, algo bien distinto… 'quod erat demonstrandum". Como ves, para contestarte a esa crítica a Francisco, a quien ves como un rojo, me he remontado a un hombre que nació en 1874 y murió en 1936. Para mí, querido Marcello, no es que Francisco no entienda el capitalismo, es  que tú no entiendes a Francisco y, lo que es más grave, no entiendes el signo de los tiempos actuales. Porque verás, el binomio liberalismo-socialismo ya es historia. Es más, y mucho más grave, también es historia el binomio entre verdad y relativismo. Lo que me parece Marcello, que no entiendes, y que sí entiende Francisco, es que hemos pasado de la modernidad a la postmodernidad, hemos pasado de la crisis la razón (la verdad no existe, el bien tampoco, la belleza es dudosa) a los tiempos, me temo que finales, de la blasfemia contra el Espíritu Santo. Es decir, ahora la verdad sí existe, sólo que es la mentira. El bien sí es objetivo, sólo que es lo que antes llamabais mal. Y el feísmo constituye el canon de la belleza actual. Es la inversión suprema de valores, son los tiempos, insisto, de la blasfemia contra el Espíritu Santo, cuando los fariseos acusaban a Hijo de Dios de expulsar a los demonios en nombre del príncipe de los demonios. Es decir, convertían al Dios encarnado en Satanás, al bien supremo en el mal adorado. No, Marcello, no llames comunista al Papa por dos razones: 1.- Francisco no es comunista. 2.- El comunismo es el origen de la época actual pero no es la época actual. Y a lo mejor incluso tenemos que echar de menos la aberración de Lenin ante una aberración mayor. Al atacar a Francisco te equivocas de objetivo pero, sobre todo, te equivocas de época. Y equivocarse en espacio y tiempo, pues qué quieres que te diga, no hace intelectual. Probablemente estemos entrando en la escena final de la historia. Sólo que Francisco lo sabe y trata de salvar lo salvable, tú no. No es el momento de luchar por el sistema económico occidental. Ni tan siquiera de luchar por Occidente. Es el momento de luchar por la salvación del género humano, de la persona. Eulogio López eulogio@hispanidad.com