• El nacionalismo catalán no quiere más autonomía: lo que quiere es más autonomía que los demás.
  • El nacionalismo catalán se ha convertido en un proceso "de mejora continua", es decir, en un absurdo proceso sin fin.
  ¿Para qué reformar la Constitución de 1978? ¿Para que sea una carta de derechos fundamentales? No parece. Ni tan siquiera ha salvaguardado el derecho a la vida. El "Todos tienen derecho a la vida" (Artículo 15) no ha supuesto rémora alguna para convertir a España en el paraíso del aborto, la contracepción y, en general, el infanticidio. Naturalmente, el PSOE, que ha convertido en un mantra lo de la reforma constitucional, insiste en ello como solución al problema catalán. Una chorrada, dado que lo que propone el pinchaúvas de Pedro Sánchez es el café para todos, justo lo que no quieren los nacionalismos catalanes y que constituyó la idea madre de los padres de la Constitución. A ver si nos entendemos: el nacionalismo catalán no quiere más autonomía: lo que quiere es más autonomía que los demás, ser distinto a las otras regiones de España. Dicho de otro modo: si se iniciara un proceso recentralizador en toda España (a lo mejor no es tan mala idea) mientras Cataluña se quedara con lo que tiene ahora, el nacionalismo catalán se sentiría feliz. Otra cosa es que desde que Artur Mas (en la imagen) se volvió loco ('boig') no hay forma de saber qué quiere exactamente el nacionalismo catalán. ¿La independencia pura y dura? No lo creo. Más bien es un proceso "de mejora continua", es decir, un absurdo proceso sin fin. En definitiva, lo mejor es no cambiar la Constitución. ¿Para qué? Eulogio López eulogio@hispanidad.com