• Porque un buen banco no es el que tiene mucho capital, sino el que tiene poca morosidad.
  • La caída del Popular pone de manifiesto que la supervisión bancaria poscrisis es un desastre.
  • Con la muerte de las cajas de ahorros, invento español, nació la época del peor  capitalismo: el capitalismo financista.
Dice el Santander que ahora es el primer banco del país, tras absorber al Popular -por patriotismo, naturalmente-. Y así es. No sólo eso, ahora es líder en el segmento pymes. Oiga, y no le costará nada al erario público, lo cual está muy bien y, por último, pierde quien tiene que perder: los propietarios, sean accionistas o sean bonistas. Estupendo. Sólo un detalle: está bien que los accionistas pierdan todo pero, en el presente caso, alguien se ha encargado de que lo pierdan todo. Es decir, si el Banco Popular vale un euro yo soy arzobispo de Talavera de la Reina. Y aquí quería llegar. El Popular no está quebrado: tiene un problema de recursos propios, que no es lo mismo. Y es que a los reguladores, desde hace 25 años, cuando el Nuevo Orden Mundial (NOM) impuso sus reales en el BIS de Basilea, dictaminan que si un banco tiene problemas, que aumente capital. Pero un banco bueno no es aquel que tiene mucho capital sino aquel que tiene poca morosidad. En resumen, el banco grande no es mejor banco que el banco más pequeño. De hecho,  suele ser al revés. Ahora bien, si al banco pequeño el regulador se lo pone difícil… entonces no hay nada que hacer: burro grande ande o no ande. Y es que con la muerte de las cajas de ahorros, invento español, nació la época del peor  capitalismo: el capitalismo financista. En ello estamos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com