• Una conferencia del catedrático Javier Paredes sobre la Virgen María que ya han visto 31.000 personas.
  • En ella explica, entre otras cosas, por qué nuestra época está trufada de revelaciones extraordinarias.
  • Para la batalla final, que será eucarística, la única arma que otorgará la victoria es combatir junto a la Madre de Dios.
  • La Madre de la Iglesia es la única luz que brillará cuando todas se apaguen… que diría Tolkien.
  • Y dado lo que está ocurriendo en el Vaticano, el asunto ya no solo es importante: es urgente.
No, no es una intervención corta, es una conferencia del catedrático de Historia Contemporánea de la universidad de Alcalá de Henares, Javier Paredes (en la imagen) pero que ya son más de 31.000 las personas que han decidido que merecía la pena darse un tiempo para escucharlo. Mi amigo Paredes es un catedrático, así que ni tan siquiera un vecino de Vallecas como él, puede disimular -es lástima- tamaña condición. Por ello se pueden resaltar muchos aspectos de su intervención. Yo voy a resaltar una que probablemente no resulte la más académica: ¿por qué en nuestra época -fin de ciclo, seguro- se están produciendo tantas revelaciones extraordinarias, especialmente de Santa María? Pues bien, intentaré resumir de forma breve el porqué. Para mí que el busilis consiste en el momento en que vivimos, insisto, fin de ciclo. El cátedro Paredes acostumbra a repetir que la historia es la historia de la libertad pero eso me suena a obviedad. Si el hombre es libre y el hombre es el que hace la historia, la historia es la historia de la libertad.  Eso sí, admito que, como toda obviedad, debe ser constantemente repetida para que no se olvide. Ahora bien, yo prefiero pensar que la historia, como la belleza, camina por el interior del corazón humano. Es decir, que el devenir interno es el que marca los hechos externos. Lo discursivo marca lo sucesivo. Es el hombre quien hace la historia y el corazón -libre- del hombre el que marca la actuación del hombre, 'perpetuamente condenado' a elegir entre el bien y el mal. Pero a lo que estamos, Fernanda, que se nos va la tarde. Digo que la historia moderna nos aboca a la batalla final de nuestro tiempo, el tiempo del fin de los tiempos (que no del Juicio final, que es otra cosa) y que el campo de batalla será eucaristía mientras el mariscal del ejército de la Iglesia es Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra. La Madre de la Iglesia es la única luz que brillará cuando todas se apaguen… que diría Tolkien. Y dado lo que está ocurriendo en el Vaticano, el asunto ya no sólo es importante: es urgente. Se precipitan los acontecimientos de esa historia interna, la arquitectura espiritual de los últimos tiempos, es historia interna que marca la externa. El papel de Santa María siempre ha resultado fundamental, que no en vano el gran Karol Wojtyla aseguraba que la iglesia era antes mariana que petrina, pero en la presente tesitura cobra cada día más importancia. Se multiplican los hechos extraordinarios que tienen como protagonista a Santa María. Lógico. Para saber más, escuchen a Paredes. Ya lo han hecho 31.000 personas. Eucaristía y Santa María: el resto importa poco. Eulogio López eulogio@hispanidad.com