Pues está muy claro: al poderoso príncipe Mohamed bin Salman, el que más manda en Arabia Saudí, le molestaban las críticas del asesor metido a periodista, Jamal Khashoggi y ordenó asesinarlo, no en Arabia, sino en Turquía. Y es que al poderoso no le gusta que le critiquen.

Ahora bien, para ser tan soberbio hay que tener mucho dinero y ser muy mentiroso, porque no hay nada oculto que no acabe por descubrirse y ahora ya sabemos, como acaba de decir Erdogan, que se trató de un asesinato político realizado en un país extranjero (aunque en terreno propio, en un consulado árabe).

Y a sunitas y chiítas pero los llamados líderes musulmanes laicos, como… Bashar al Asad

Un asesinato el de Khashoggi, encima, que ha demostrado la cobardía de algunos gobiernos como el de Pedro Sánchez, que no se atreven a castigar a Arabia Saudí. Pero también pone sobre el tapete una cosa: Occidente debe romper con el sunismo para pasarse al chiísmo, porque Irán es menos bestia que Arabia.

Y, además, abandonar a sunitas y chiítas y ligarse a los llamados líderes laicos, perseguidos por Occidente desde hace 50 años Sí, hablo también de Bashar al Asad.

Y es que, en el siglo XXI, a los gobiernos hay que juzgarles por su respeto a la libertad religiosa. El resto, vendrá por añadidura.

En cualquier caso, en esta ocasión fallan PSOE, PP y Ciudadanos, el que tiene la razón es Podemos: no basta con condenar, sino que hay que dejar de vender armas a Mohamed bin Salman. Lo demás sería una cobardía imperdonable.