La Audiencia Nacional obligará a Fernando Grande-Marlaska a reponer al coronel Diego Pérez de los Cobos al frente de la comandancia de la Guardia Civil en Madrid.

Cobos coordinó la actividad de todos los cuerpos policiales en el referéndum ilegal del 1-O. En consecuencia, se convirtió en el enemigo público número uno de los indepes catalán y en uno de los testigos más molestos para los separatistas juzgados.

Cuando Sánchez llega al poder intenta congraciarse con los indepes, Grande-Marlaska acude al quite: cesa a Pérez de los Cobos. Le acusa de no haber informado a sus superiores sobre otro caso ideológico: la investigaciones del 8-M… que habrían colaborado al contagio por coronavirus. Cobos adujo que actuaba como policía judicial y que, por tanto, no podría informar a los políticos de interior. Marlaska le cesa en defensa del feminismo gubernamental, marca de fábrica del sanchismo.

Pues bien, ahora los jueces le dan la razón a Cobos, que no tenía por qué ayudar en una investigación judicial al Gobierno en su propaganda feminista.

La Audiencia Nacional ratifica que el oficial no tenía por qué informar al Ministerio sobre el 8-M, sino al juez

Marlaska juez de profesión, negó la mayor y hoy se encuentra ante el mayor de los ridículos. No sólo no se ha planteado su dimisión sino que, además, piensa recurrir la decisión.

Y recuerden que al caso De los Cobos se unió, también en plena pandemia, otra cacicada del señor Marlaska: el ascenso del general José Manuel Santiago aquel que incluyó entre sus tareas, en la famosa rueda de prensa del confinamiento, la de salvaguardar la imagen del Gobierno. 

Cobo baja, Gonzalo sube… depende de lo amigo que seas del Gobierno.

De hecho, la orden de Moncloa es que, hasta el 4-M, aquí no dimite a nadie… ni se cesa a nadie. Por muy quemado que esté. La Batalla de Madrid se ha convertido en el principal objetivo de Pedro Sánchez.