Con una inflación en baja y que ha cerrado junio con un IPC anual del 0,4% sería un buen momento para introducir el sistema danés, de reducción de las cuotas sociales -que tanto desaniman la creación de empleo- a cambio de aumentar el IVA.

En primer lugar, las cuotas de la Seguridad Social que abonan empresas y trabajadores (sobre todo, las primeras) son las que más desaniman la contratación y las que provocan la tentación -no justa, pero sí lógica- de recurrir a la economía sumergida.

¿Qué hicieron Dinamarca y otros países? En su momento sí, que a lo mejor era más sencillo, pero lo que hicieron fue suprimir el impuesto laboral más duro, las cuotas sociales, y subir el IVA, con lo que se podría pagar las pensiones. Subirlo y afrontar la complejidad se aumentar la tabla de tipos.

Por lo de siempre: a las personas no hay que juzgarlas por lo que ganan sino por lo que gastan

Además, a la gente no hay que juzgarla por lo que gana -que en una sociedad avanzada se convierte automáticamente en inversión- sino por lo que gasta. Que es tanto como decir que si bien todos los impuestos resultan injustos, el IVA es el menos injusto de todos.

Sería su buen momento para introducir el “cuotas por IVA”. Total o parcialmente. ¿Por qué no?

Estamos en inflación baja: es el momento.

Por cierto, la OCDE acaba de recomendar a España algo similar, que reduzca el coste del despido y que cree tasas ecológicas. La tasa ecológica no deja de ser un impuesto indirecto. Y más que reducir el coste del despido lo que hay que reducir es el impuesto que graba el trabajo: las cuotas.