En Hispanidad siempre hemos dicho que la festividad de la Inmaculada Concepción es una fiesta religiosa muy española. Lo es, porque fue España quien más empujó para lograr la definición del dogma de la concepción inmaculada de María, que postula algo tan sencillo como esto: la Virgen, la persona más egregia que jamás ha existido o existirá, fue el único ser humano nacido sin pecado original. Y ya saben, quien no crea en el pecado original, quien no ve la inclinación al mal de su persona, o de cualquier otra persona, es que carece de ojos en la cara.

Pero el amor a la Virgen sólo es para gente recia

Pero, ahora, yo pensaría en el llamado quinto dogma mariano, que ya se le ha planteado al Vaticano: María Corredentora. Sería muy útil en el momento actual por dos razones: la humanidad se ha degenerado hasta los tiempos oscuros y la Iglesia sufre la mayor crisis de toda su historia. Sí, mucho me temo que no es exageración. Es el momento de acudir a Santa María por una cuestión muy práctica: la apostasía es general y, en breve, es muy posible que el único asidero que le quedará al católico sea Ella. El resto… poco importa.

Es el tiempo de María. Ahora, la protagonista es ella. No perdamos la oportunidad que nos abre María Corredentora: podría ser la última. Eso sí, alistarse en el Ejército de la Virgen es como alistarse en la legión: sólo se admite gente recia.