• Estar muy poblado no es malo: de hecho, será India, no China, quien se convierta en la más grande.
  • Los hindúes son prisioneros del círculo de la vida.
  • Y así, con un pueblo de plastilina se construye cualquier justicia.
  • La población no significa pobreza sino riqueza.
Ya lo decía Homer Simpson: el problema de las parejas de hoy es la comunicación... ¡demasiada comunicación! A la ONU le ocurre lo mismo: le preocupa mucho la población... ¡demasiada población! Por eso, en su último informe, la ONU no nos alerta sobre la dramática caída de la población y el envejecimiento de la misma en Europa. No, nos dice que India será el país más poblado del mundo en 2022, cuando alcanzará los 1.400 millones de personas y superará a China. La verdad es que tiene poco mérito. China, desde el amigo Mao Tse Tung, se ha convertido en el gran abortódromo mundial, reino del infanticidio con su política de hijo único. Ahora es una sociedad envejecida y con unos jóvenes que se juegan la vida marchándose al extranjero. India no es una dictadura pero tampoco está para presumir. La filosofía insiste en el panteísmo, exportado al Oriente y al mundo islámico y a Occidente, aunque aquí menos, porque se topa con su antídoto: el cristianismo, que distingue entre el qué y el quién y entre uno y su entorno. El problema 'político' del panteísmo es que se trata de una cosmovisión que no trata de vencer los apetitos y las inclinaciones sino de anularlos. Y claro, un pueblo de plastilina es maleable en cualquier sentido. El panteísmo no acaba en tiranía porque es tiránico de suyo. Una prisión perpetua en el círculo de la vida que no es otra cosa que una muerte permanente. Por eso, no me gusta que sea el país más poblado. Pero, ojo, el hecho de tener muchos jóvenes no es malo: significa que será la primera potencia mundial. La población no significa pobreza sino riqueza. No China, sino India. Ya lo verán. Eulogio López eulogio@hispanidad.com