Dice Juan Manuel de Prada que le agradaría el indulto para Juana Rivas, condenada a cinco años de prisión y a seis de pérdida de la patria potestad sobre sus hijos. También dice que le agradaría mucho más la entrada en prisión de quienes han utilizado azuzado y protegido a Juan Rivas, empezando por las feministas y siguiendo por los políticos y políticas progres.

Me rindo ante su superior criterio, En efecto, cinco años cárcel y seis sin ver a sus hijos es pena fuerte. Aunque no te preocupes, Juan Manuel, si los tribunales insisten donde don Pedro Sánchez, fiel creyente en el Estado de Derecho, le indultara; porque a la progresía le importa un pimiento el Estado de Derecho y no defiende los fallos de los jueces salvo cuando coinciden con el suyo propio, que suele ser las más de las veces. Eso sí, todos los progres aseguran creer en los tribunales.

Acatar la justicia no es confiar en ella

Pues fíjate, yo discrepo Juan Manuel, Discrepo porque la señora Juana Rivas me parece la imagen misma de la impunidad, uno de los peligros de nuestro tiempo. Azuzada por las feministas por políticos como Pedro Sánchez, doña Juana se puso el mundo por montera y se llevó a sus niños porque le vino en gana. Es decir, le quitó los hijos al padre. Pero estoy de acuerdo contigo: esas feministas que han convertido en causa propia el caso de Juana Rivas, más el corifeo de tontainas que han chillado “yo soy Juana Rivas”, más los políticos como Pedro Sánchez, si se merecen ir a prisión, mucho más que ella.

Y lo más curioso es que ha surgido una asociación de juezas que ataca la sentencia “con todo respeto”. Ya se sabe que cuando uno se dirige a otro con la introductoria “con todo respeto”, es porque le va a faltar al respeto al susodicho otro. 

Y ojo, porque Juana Rivas representa la impunidad, uno de los peligros actuales contra el llamado Estado de Derecho

En cualquier caso, la asociación de mujeres juezas critica la sentencia. Pues si son feministas antes que juezas… no deberían ser juezas. No es que tengan prejuicios: es que son un prejuicio.

En cualquier caso, catar la justicia no es confiar en ella.

Pero yo creo que basta con reparar en esto: imagínense que hubiera sido hombre, que Juana Rivas fuera Juan Rivas. Las conclusiones vienen por añadidura.