• Puritanismo anticorrupción: no me interesa tu vida personal pero sí tu corrupción personal.
  • El caso Cifuentes-González ha hecho que se oculte el caso Rajoy.

Periódicos que ni tan siquiera citan la acusación de Francisco Granados sobre la "aventura sentimental" que Cristina Cifuentes e Ignacio González fueron amantes. Porque ellos no entran en la vida privada de los políticos. Pues deberían, por aquello de que no hay nada que no sea personal, tampoco la corrupción.  Que es una persona privada que se forra con su cargo público. "A mí la vida personal no me interesa", asegura Mónica Oltra. ¿Cómo que no le interesa? No le interesan los presuntos adulterios de Cristina Cifuentes e Ignacio González. No, señora Oltra: a usted lo que no le interesa es que se empiece hablar de la falta de compromiso. Lo mismo con Carlos Herrera, que sale en defensa de la vida personal de Cristina Cifuentes. En definitiva, se trata de ese puritanismo anticorrupción: usted puede hacer lo que quiera con su vida mientras no le acusen de corrupción. Por otra parte, siempre confundimos honradez con honestidad. Olvidamos que honestidad es lo que se mueve de cintura para abajo y honradez lo que se mueve de cintura para arriba. Y recuerden lo de los americanos: interesa la vida privada del hombre público porque "a quien no sabe controlar su bragueta yo no le doy el botón nuclear". No sea que tampoco sepa controlarlo. Hemos entrado en un curioso puritanismo anticorrupción. Corrupción, además, muy discutible, por cuanto se mezclan casos de robo duro con tontunas que se hacen aparecer como si fueran tragedias. Y ojo, porque el caso Cifuentes-González ha hecho que se oculte el caso Rajoy. Recuerden: Granados soltó que don Mariano, ese que no se entera de nada en cuestiones monetarias, ni entra en cuestiones oscuras, llama para advertir a Esperanza Aguirre que dos adjudicaciones, en dos pueblos de Madrid, estaban siendo vigiladas. ¿Cómo lo sabía don Mariano? ¿No quedamos en que es inocente porque no se enteraba de nada? Son de fiar. Menos mal que se dedicaba a la política. En definitiva, que Rajoy ha mentido. Pero con lo de la aventura sentimental de Ignacio y Cristina -que ni lo mencionamo, que conste- Rajoy se va, otra vez, de rositas. Eulogio López eulogio@hispanidad.com