• En España, muchos poderosos han creído que pagando al abusón se evitaban problemas: construyeron su castillo sobre la injusticia y acabaron prisioneros.
  • Y es que sobre la injusticia solo se construyen prisiones.
  • Un chantaje vía internet acusa a un hijo de asesinar a su padre.
  • Ante eso, ¿cómo te defiendes?
  • No se debe acariciar a la serpiente porque acaba mordiéndote.
"Si construimos nuestro palacio sobre cualquier injusticia se convertirá muy pronto en nuestra prisión". La idea es demasiado buena como para ser mía. Es de Chesterton. Y es que los atajos suelen acabar en laberinto. Un ejemplo real. Se trata de un chantajista que acaba de soltar en Internet una verdadera barbaridad contra un hijo al que acusa de asesinar a su padre (o así, que dijo un vasco, porque estoy cambiando matices aposta). En cualquier caso, nada menos que eso: acusar a un padre de parricidio. Ante eso, ¿cómo te defiendes? Ahora bien, resulta que el sector al que pertenece el acusado ha estado alimentando a ese chantajista durante años. Y entonces, resulta que el castillo conquistado mediante la injusticia se convierte en prisión. No se debe acariciar a la serpiente porque acaba mordiéndote. Ni tan siquiera para que te dejen en paz. Porque los atajos siempre acaban convirtiéndose en laberinto. En España, muchos poderosos han creído que pagando al abusón se evitaban problemas: construyeron su castillo sobre la injusticia y acabaron prisioneros. Eulogio López eulogio@hispanidad.com