La gigantesca estafa global del cambio climático ya ha traspasado todas las fronteras para convertirse en histeria global.

Se dan cita en ella todos los tópicos, todas las mentiras, todos los timadores, todo vale, bajo la nueva religión global que nos obliga a adorar al planeta. Al parecer, la tónica de la época consiste en cosificar a las persona y personalizar a las cosas.

El pasado jueves 5, RTVE, la tele de la COP25, dio un paso más: ahora se trata de prohibir viajar. En serio: que nadie se mueva.

La nueva prohibición: viajar, moverse

Hombre: la verdad es que resultaría interesante, pero no para reducir la huella de carbono -¡Joé con la huella!- sino para superar la premura de una sociedad incapaz de detenerse a pensar, pero esa es una decisión que debe tomarse en libertad, no prohibiéndole a la gente viajar para satisfacer al ciudadano verde de al lado. 

Y todo esto se resume en la frase de la inefable Greta: “Quiero reducir mi huella de carbono”. Es fácil Greta: suicídate.

Si quieres mejorar el medio ambiente planta árboles y deja de dar la brasa

Aunque a ver cómo lo haces: todavía no se ha descubierto un sistema para darse muerte que no atente contra el medio ambiente, en especial, el quemado a lo bonzo.

Además, ya lo sabe usted: si quiere salvar a la tierra (para las futuras generaciones de seres humanos, que conste, no por el planeta en sí) plante árboles y deje de dar la brasa.