• Y no todo vale con tal de ser el centro de atención.
  • Presunta agresión sexual en Gran Hermano. Claro: donde no se respeta la intimidad tampoco se respeta a la mujer.
  • ¿De verdad alguien puede extrañarse de los casos de acoso en Hollywood?
  • ¿Y de verdad las mujeres de Hollywood nos van a dar lecciones de moral?
Es todo muy presunto pero parece que ha habido una agresión sexual en Gran Hermano. Oiga, ¿de verdad alguien se puede extrañar de que haya existido una agresión sexual en Gran Hermano? No digo que deba admitirse, en ningún caso, pero tampoco podemos extrañarnos de que en un ambiente donde se ha destrozado la intimidad (de forma consentida, pero los efectos son los mismos) no se respete a la mujer. El animal racional se distingue de la bestia porque cuida su intimidad que es tanto como cuidar su dignidad, su libertad y su racionalidad. Por las mismas, ahora, tras el maltrato, nos llega el acoso sexual a actrices y mujeres del mundo del espectáculo, también conocido como especta-culo. Hollywood, para entendernos. El señor Harvey Weinstein es un miserable, sin duda. Se aprovechaba del deseo de actrices de trabajar en el glamuroso mundo que él controlaba. Ahora bien, ¿de verdad puede alguien extrañarse de que en Hollywood haya habido muchos casos de acoso sexual? ¿En serio? ¿Ustedes creen que cual madre, o madre, con sentido común, desea que su hija triunfe en Hollywood? Sí, ya sé que hay muchos padres que carecen del más común de los sentidos pero esa es otra cuestión. Y luego está toda la caterva de hipocresía alrededor del asunto. En primer lugar, la mujer puede mentir. No han sido pocos los casos de denuncias de acoso sexual que han sido falsas o que no se podían calificar como tal. Y no porque no exista sino porque la mujer también acosa, sólo que lo hace de otra forma. Y, sobre todo, no admito que las actrices de Hollywood se conviertan en maestras de moral. Hasta ahí podíamos llegar. Igual que no admito la hipocresía feminista sobre Gran Hermano, cuando todos sabemos en qué consiste Gran Hermano. Como no acepto la hipocresía de que una periodista que se exhibe en los medios como sólo podía hacerlo una prostituta (para ilustrar un reportaje profundo, eso sí) demande a un político porque le tocó la rodilla 15 años atrás. Mal por el político y mal por ella. Ya está bien de hipocresía feminista. Tras el maltrato ha llegado el acoso. Ambos hay que perseguirlos pero recordando algo primario y esencial: la mujer también maltrata, la mujer también acosa. Y no todo vale con tal de ser el centro de atención. Eulogio López eulogio@hispanidad.com