• Entre otras cosas porque lo necesitan mucho más: son más egoístas.
  • Además, si consideramos que el rico no necesita encomiendas es porque creemos que la riqueza es el fin de la existencia.
  • Que la riqueza otorga santidad.
Reconozco que me sorprendió. Se lo oí a un mujer sabia: le digo a todo el mundo que rece por los ricos, no por los pobres. Bueno, no es incompatible, pero lo cierto es que esa aparente quisicosa pone el dedo en la llaga sobre una cuestión fundamental del momento presente: ¿para qué rezamos y a qué aspiramos? Porque un creyente que considera que el rico no necesita encomiendas es que no cree en el pobre, sino en la riqueza. Es más, que considera la fortuna como un fin, y que el pecunio otorga santidad. Y si no, reza por el rico. Eulogio López eulogio@hispanidad.com