José Antonio Griñán es uno de los políticos más prepotentes que yo haya conocido nunca.

El problema de Griñán y Chaves ha sido siempre la prepotencia, que acaba en inmunidad

Y Manuel Chaves, algo parecido: ambos se sentían impunes. El político español ha perdido su afán de servicio a los demás: ha perdido su vocación.

Y en efecto, estoy dispuesto a aceptarle que no podía controlarlo todo, ni como consejero ni como presidente. Lo que no estoy dispuesto a aceptarle es que no tuviera nada que ver con la creación de un ambiente, no diré cleptómano, pero sí de prepotencia, que lleva siempre, indefectiblemente, a la impunidad.

Los presidentes no pueden saberlo todo pero sí pueden crear un ambiente u otro. El de la Junta de Andalucía no era bueno

En eso, los socialistas del felipismo eran auténticos maestros, al menos algunos.