• Las deudas no se someten a referéndum: se pagan.
  • Pero tampoco es cierto lo de Berlín: si los griegos dicen no, fuera del euro. No es eso lo que quieren los griegos.
Todo es una locura en Europa con el caso griego. En primer lugar: las deudas se pagan, no se someten a referéndum, porque el acreedor no vota. Es el espejismo de las mayorías: si el 99% de los españoles deciden en libre referéndum que debo ser fusilado a lo mejor lo consiguen, pero yo intentaré salvar mi vida. Luego vean las preguntas. Ya lo decía Franco, en un referéndum todo estriba en cómo formular la pregunta. Yo no entiendo la pregunta de Tsipras a los griegos, retorcida como una viruta. Si gana el 'no', dice el amigo Alexis que estará negociando en Bruselas un acuerdo al día siguiente. Entonces, ¿para qué organizas un referéndum? Si triunfa el si, también habrá negociación (o sea, que no dimitirá). Entonces, ¿para que organizas un referéndum? Pero también en la otra parte cuecen habas. Porque, desde Bruselas ya ha cundido la especie de que si gana el sí, es decir, si Tsipras pierde la consulta, tendrá que dimitir. ¿Y si no quiere? En cualquier caso, Bruselas le retorcerá aún más el brazo a los griegos, que no a Syriza. En efecto, es todo un sinsentido, pero un sinsentido de aprovechados. Los de Atenas y los de Bruselas. Si yo fuera griego, me plantearía seriamente, no sólo abandonar el euro, sino también abandonar la Unión Europea (la OTAN no, o se los come el turco Erdogan). Sinceramente, una Europa tan mercachifle no puede emocionar a nadie. Eulogio López eulogio@hispanidad.com