Está claro: no hay calentamiento global, sólo calentamiento mental. A los ecologista del Apocalipsis que nos emplazan para la destrucción definitiva, se añaden ahora los geoingenieros que pretenden, en pocas palabras, tapar el sol. Algún tipo de cortina telúrica, supongo.

Y luego están los terceros, que en nombre del sentido común, pretenden alertarnos contra los segundos y los primeros: alegan que tapar el sol puede provocar una guerra global. Lo que nos lleva la otra conclusión: la humanidad se ha vuelto idiota.

Menos mal que disponemos de la ministra Teresa Ribera, que si no.

Y digo yo ¿por qué no os vais todos al guano y nos dejáis en paz?