• Buena lección para una sociedad de nenazas…
  • Que disfraza sus caprichos en derechos y su intemperancia en justicia.
  • Siempre que alguien exige un derecho es porque otro alguien ha ejercido un deber.
Lo decía Carlos Martínez, un comunista ovetense, hijo de comunista, pescatero, miliciano, quien, finalizada de la guerra, en peligro de ser condenado a muerte, o al menos encarcelado por muchos años, se alistó en la Legión, donde nada importaba tu vida anterior. Le disgustó mucho menos de lo que esperaba y cuando salió, redimida su pena, le preguntaron: -¿Has aprendido algo en la Legión? El respondió: -Sí, aprendí a no quejarme. En todo colectivo. Incluso en cada familia, dos tipos de personas. Los que se suben al carro y los que tiran del carro. Los primeros suelen ser, encima, los más quejicas. Vivimos en una sociedad de nenazas, donde aplicamos aquello de que quien no llora, no mama. Convertimos nuestros caprichos en deseos y nuestra intemperancia en virtud. Una generación de blanditos. Y esto no es bueno porque siempre que alguien exige un derecho es porque otro alguien ha ejercido un deber. Eulogio López eulogio@hispanidad.com