• Toda la normativa y jurisprudencia financiera respaldan la idea generalizada de que no se deben asumir riesgos.
  • Pues mire usted: la vida es riesgo.
El Tribunal Supremo y yo no nos ponemos de acuerdo: cuando ellos piensan que sí yo pienso que no. Por eso, la decisión conocida en la mañana del miércoles 28 me ha vuelto a sorprender: Polémica sobre quién debe pagar los gastos una hipoteca: ¿el banco o el cliente? Y así, el Tribunal Supremo optó por el cliente en las preferentes (donde no debía) así, como en cláusulas suelo (donde debía aún menos). Sin embargo, ahora, cuando se trata de los gastos de hipotecas, el Supremo dicta lo contrario: los gastos por cuenta del cliente, salvo los gastos de notaría. Pues no acabo yo de entender: la cláusula suelo es la medida más justa del mundo y las preferentes, aunque nunca debieron venderse a particulares, son un producto justo, siempre que se explicaran bien sus condiciones. Pero, ¿los gastos de hipoteca? En los impuestos no entro porque el mejor impuesto es el que no existe. Pero con los gastos legales de una venta debe correr el vendedor, que es el que cobra, no el comprador, que es el que paga. Toda esta normativa parece apuntar a una curiosa sensación generalizada de aversión al riesgo: miren ustedes yo pido un crédito, o compro una acción, o compro un coche, y exijo no incurrir en ningún riesgo. Pues mire usted, la vida es riesgo, la vida es cambio. Ahora bien, justo ahora es cuando el cliente tenía razón. Eulogio López eulogio@hispanidad.com