El Tribunal Supremo ha aprobado la decisión del Gobierno Sánchez de desenterrar a Francisco Franco del Valle de los Caídos y, además, prohíbe enterrarle en La Almudena. Por cierto, en este punto, por pura casualidad, miente la vicepresidenta del Gobierno cuando afirma que la Iglesia nunca ha modificado su actitud: la Iglesia siempre ha creído que esta venganza de la izquierda, consistente en alcanzar al moro muerto 42 años después de fallecido, no hacía otra cosa que resucitar el guerracivilismo español, por mor de la venganza de una izquierda que no conoció la dictadura pero está empeñada en ganar en 2019 la guerra que perdió en 1936.

Y luego están las exageraciones.

Por cierto, el proceso no ha terminado. No digo el proceso jurídico sino la venganza del sanchismo con un personaje del siglo XX: porque el objetivo final no es sólo contra Franco sino contra el Valle de los Caídos: los siguientes pasos son desacralizar la basílica y el monasterio y derribar la cruz: no la soportan.

Otra mentira de la izquierda: ningún genocida (dictador) ha sido enterrado: ¿Mao, Lenin, Stalin, Tito…?

Con el triunfo de Sánchez y Calvo gana la izquierda vengativa, resentida y guerracivilista.

Todo ello dentro de un capítulo de mentira y exageraciones. Ejemplo, ni Franco era un genocida ni España era una caos único en el que un dictador (genocida) haya sido enterrado y haya permancido en su tumba. Ejemplos: Mao, Lenin, Stalin… todos ellos mucho más salvajes que Franco quien, encima dio un golpe de Estado contra una democracia, sí, pero una democracia que había masacrado a mucha gente,. Sobre todo, a los católicos.