Recuerden: los sindicatos franceses se niegan a sentarse a negociar la reforma de las pensiones -ni tan siquiera a hablar- si antes el Gobierno de París no retira la edad de jubilación a los 64 años (hoy es a los 62). Jueves 9: nueva huelga general que ha paralizado Francia. Y el que no quiere huelga recibirá palos por parte de los piquetes ‘informativos’.

Y como los sindicatos ya saben mucho de protestas, saben que lo que tienen que hacer para fastidiar más, para paralizar una ciudad, o un país, es paralizar el transporte. La movilidad constituye el instrumento más frágil de las urbes modernas.

La movilidad: el elemento más frágil de las grandes urbes

En España donde la izquierda -y los jubilados manipulables- exigen pensiones dignas, la edad de jubilación está en transición, desde los 65 a los 67 años.

Para entendernos, el envejecimiento de la población -por mayor esperanza de vida, que está muy bien, y por menor natalidad, que está muy mal- hace imposible, simplemente imposible, pagar las pensiones. Al menos, en un sistema de reparto que, dicho sea de paso, como modelo, no es mal sistema.

Eso sí, no es mal sistema siempre que los matrimonios tengan hijos.

Soluciones: retrasar la jubilación y un salario maternal

Por tanto, si se quiere afrontar la nómina de las pensiones, sólo hay dos maneras:

  1. Retrasara la edad de jubilación. Si gozamos de mejor salud y vivimos hasta los 90, no podemos seguir jubilándonos a los 65.
  2. Salario maternal. Es la única forma de que las parejas jóvenes tengan hijos, la única para que las mujeres puedan afrontar la maternidad con ciertas garantías. Un salario por hijo.

Y si no, por mucho que los sindicatos bloqueen las ciudades en París o el irresponsable de Pedro Sánchez prometa que las pensiones subirán con el IPC… no habrá manera de pagar las pensiones.

Como diría Emilio Botín: lo que no son cuentas, son cuentos.