Una canción, más bien un cacareo, feminista y anti-acoso, una mujer de enormes proporciones vestida de tirolesa, creo, pero con mucho mensaje, una sucesión de aullidos en presunto tema musical. En suma, el feísmo (ver imagen) ha ganado el Festival de Eurovisión. El triunfo en el grandioso festival celebrado el sábado en Lisboa fue para una escultura de Botero empeñada en aparentar fealdad y vulgaridad a partes iguales aprovechando el ambiente ultra-hortera de Eurovisión, donde nadie se atreve a señalar que el emperador va desnudo y que aquello no era una actuación sino una patochada. Y que quede claro, no me burlo de la ganadora: me burlo de su actitud. Ser gorda no es nada malo. Ser vulgar sí. 

La ganadora israelí presentó algo parecido a una canción, de original mensaje: feminismo contra el acoso. Menos mal

Hasta ahí el ganador. El perdedor, cuarto por la cola, fue el acaramelado dúo español formado por Amaia y Alfred. Ese segundo es un separatista catalán que no percibe contradicción alguna en representar a España mientras regala libros titulados ‘España de mierda’. Su voz chirría, pero chirría poco porque el chirrido no se oye, apagado por el genial vozarrón de su novia, Amaia. Si yo fuera feminista protestaría contra el aprovechamiento espurio que don Alfred realiza de las dotes de su novia, Amaia.

Este festival ha sido un fiel reflejo de la Europa actual: nadie se atreve a decir que el emperador va desnudo

Pero eso no quita que Amaia resulte otra petarda que, no contenta con admirar el librito regalo de su media naranja, y tras el escándalo producido, insisto en que siempre lleva en la maleta su libro… “España de mierda”. Esta chica tiene mucha gracia. Yo es que me parto.

Al final, cuarto puesto por la cola. Digo yo que la próxima vez en lugar de dos petardos, podríamos presentar, para representar a España, no alguien que ame a España -sería mucho pedir-, simplemente alguien a quien los españoles no les produzcamos sarpullido.

Y de la España actual: los que insultan a España triunfan en España… aunque no fuera

Y el presidente de la Corporación RTVE, mandamás del asunto, el ínclito pepero José Antonio Sánchez, hubiese mostrado  una cierta dignidad.

Por cierto, Eurovisión también es Europa. Quizás por ello Europa esté en crisis.