La profesora de religión católica de Almería, Resurrección Galera se casó con un divorciado, razón por la cual el Obispado de Almería consideró que no debía enseñar Religión católica a los niños. ¡Fíjate que reacción más extraña, que impulso más reaccionario por parte de los obispotes! No sé, es como si despidieran un bombero pirómano, o alejaran de su cometido a un inspector de Hacienda cogido en fraude fiscal, o como si a un maltratador le pusieran al frente del 016: ¿Quién podría extrañarse?

Muy lógico. ¿Acaso vas a expulsar a un inspector de Hacienda por ser defraudador fiscal? ¿O desterrar del cuerpo de bomberos a un pirómano?

La justicia, ciega de nacimiento, consideró que no podía despedirla, porque, como asegura el experto en información religiosa de El País, Juan Bedoya (se ruega no hacer rimas fáciles con su apellido) los obispos se piensan que es el “Vaticano quien manda en la enseñanza religiosa (católica)”.  

La cuestión de fondo provoca indignación en el diario El País: la Iglesia católica pretende mandar en la educación católica

Afirmación jocosísima y que recuerda la sentencia de Astérix: “esto de que los dioses se comporten como si fuesen amos tiene que acabarse”.

Esto de que la Iglesia católica decida qué es católico y qué no lo es resulta escasamente democrático y absolutamente inaceptable.

Hasta ahí podríamos llegar.