Decíamos ayer... que el suicidio se había convertido en una verdadera pandemia global. 800.000 personas se suicidan al año en el mundo y la depresión es la enfermedad de nuestro tiempo.

Desde el final de la II Guerra Mundial, el hombre anda en busca de sentido, de sentido para su existencia y el miedo se ha enseñoreado de la humanidad.

La depresión es la enfermedad de nuestro tiempo: desde el final de la II GM el hombre nada en busca de sentido

Y, no obstante, en la era de la depresión, de la melancolía generalizada, resumen de las palabras de Benedicto XVI, la misma que aparecen en la imagen adjunta: cada uno de nosotros es amado por Cristo. 

No somos una carambola sin sentido, ubicada en el universo por no se sabe quién: cada uno de nosotros es querido, cada uno de nosotros es necesario.

Somos imprescindibles... somos unos tipos importantes. Al menos para un Dios permanentemente pendiente de la palabra del hombre. No nos quedemos mudos.