• La Guardia Civil entra en una Consejería y Pablo Iglesias habla de presos políticos.
  • Hemorragia de placer de Puigdemont, que tan sólo espera ser detenido cuanto antes. Como Lluis Companys.
  • Siempre que sea ante las cámaras, claro está.
  • Y Mariano a lo suyo: ¡Cuánto lamento lo que tengo que hacer pero lo hago igualmente!
  • Pero entre tanta polvareda, el guerracivilismo cunde en España.
Hay dos Pablos Iglesias, dos neocomunistas: el del acelerador y el del freno. Como buen neo-comunista, don Pablo, nuestro líder, juega a dos barajas: si detienen por corrupción a un ex ministro del PP, don Pablo aplaude a la justicia y a la policía y clama contra los corruptos. Pero si el detenido es el número dos de una Consejería de la Generalidad, entonces Pablo Iglesias habla de "presos políticos" en España. Está disfrutando muchísimo nuestro hombre. En el entretanto, en Barcelona, Carlos Puigdemont aún disfruta más. No se preocupen por los detenidos: están felices. Y los más felices son Junqueras y Puigdemont. Ya son víctimas del centralismo opresor. ¿No es todo maravilloso? Ya pueden hablar hasta de potencias extranjeras ligeramente imperialistas. Y feliz también Mariano Rajoy con su expresión 'qué duro es hacer esto pero lo haré de todos modos'. Y es que, no lo duden, el deber acaba siendo el querer. Y el procés terminará con una negociación donde todos digan que han ganado. Pero lo que no terminará es la semilla de guerracivilismo creado. Eso es lo grave. Lo otro es melodrama nacional, al que tan aficionados son los catalanes… que para eso son españoles hasta la médula. El guerracivilismo se extiende por toda España. En el entretanto, todos estamos disfrutando muchísimo. En especial Puigdemont. Eulogio López eulogio@hispanidad.com