• Cuando la justicia no es misericordia se convierte en venganza.
  • El problema llega cuando la memoria se convierte en más fuerte que la voluntad.
  • Y cuando el único remedio contra el rencor es la amnesia.
  • Porque entonces ya no puedes huir del pasado.
  • Y si a ello se une la falta de rectitud de intención del puritano…
  • El puritanismo nos impide librarnos del pasado. Nunca nos sentimos perdonados.
  • El liberador modernismo nos convierte en reos perpetuos.
En el cristianismo se absuelve al pecador. En el mundo, también en la democracia, eres reo para siempre. El problema llega cuando la memoria se convierte en más fuerte que la voluntad y, sobre todo, cuando el único remedio contra el rencor es la amnesia. Es entonces cuando ya no puedes huir del pasado y como se da la circunstancia de que todos cometemos errores, de que nadie puede decir aquello de "yo no me arrepiento de nada"… Y a ello se une, al menos en la vida política española, la falta de rectitud de intención del puritano. Ejemplo, cuando los políticos y los abogados, fiscales y jueces ideologizados denuncian un caso de corrupción da la impresión de que les importa un bledo la honradez en la vida pública. Es pura materia prima para fusilar al adversario. El puritanismo reina en España y el puritanismo nos impide librarnos del pasado. Nunca nos sentimos perdonados. Es nuestro liberador modernismo, siempre puritano, casi siempre calvinista, que nos convierte en reos perpetuos, desde que convertimos a los jueces en sacerdotes. Ejemplo típico: cuando el reo convicto, confeso y penado, sale de la cárcel y no le ofrecemos una segunda oportunidad. Fue indigno una vez y es indigno para siempre. Esta es una sociedad puritana, que es aquella en la que no existe el perdón ni la misericordia, en la que no hay una segunda oportunidad porque la pena dura para siempre, estás marcado con el estigma del corrupto y nunca te librarás de él. En paralelo, hemos convertido a los jueces en sacerdotes y ahora, claro, descubrimos que son verdugos. Encima, esta es una sociedad donde la norma priva sobre la persona y la justicia. Y cuando la justicia no es misericordia se convierte en venganza. Días atrás una de nuestras grandes puritanas, es decir, de nuestras grandes fariseas, doña Cristina Cifuentes (en la imagen), probó de su propia medicina. En una España donde no sirve la justicia sino la venganza, la venganza que ella misma ha mimado, la Guardia Civil decide filtrar a la prensa que doña Cristina está siendo investigada por prevaricación y cohecho. En una 'chuminá', dicho sea de paso, pero es que se trata del mismo tipo de 'chuminás' con las que doña Cristina se convirtió en martillo de herejes. La presidenta de la Comunidad de Madrid prueba ahora de su propia madera, la que aplicó, por ejemplo, a Concepción Dancausa (pues sus casos se parecen bastante). Y cuidado porque aunque ha salido con bien de la primera, podría haber quedado marcada. Eulogio López eulogio@hispanidad.com