Es lo habitual en la izquierda. En la oposición violencia o, al menos, intimidación. Cuando llegas al poder, que no se mueva ni una mosca: sería antidemocrático.

No es necesario que Maduro financie la revuelta chilena. En la sociedad de internet, los chilenos le hacen el trabajo gratis.

Y da igual todo lo que cedió Sebastián Piñera (personaje que no me gusta, dicho sea paso, que juega demasiado con determinados principios): no de trata de mejorar el nivel de vida de la gente: la izquierda chilena sólo quiere echar a Piñera y que vuelva la izquierda, la de Michelle Bachelet. Entonces se acabarán los conflictos.

Lo mismo ocurre en la Argentina. Con Macri todo han sido protestas ciudadanas pero en cuanto Cristina Fernández de Kirchner ha vuelto al poder, seguro se acabará el conflicto callejero. Y a lo mejor hasta la inseguridad.

Curioso.