• Escuela Chesterton para recuperar la cordura. El progresismo no es más que debilidad mental.
  • ¿Qué es el fanatismo? La incapacidad para imaginarse al otro.
  • El fanatismo no es estar convencido de lo que se dice. Eso es sentido común.
  • Pensar que todas las opiniones son igualmente verdaderas o falsas no es libertad, sino debilidad mental.
  • El hombre libre es aquel que ve los errores con la misma claridad con que ve la verdad.
Gilbert K. Chesterton (en la imagen) fue nuestro último hombre contemporáneo con sentido común. Por tanto, si queremos recuperar la cordura tenemos que volver, una y otra vez, hacia el maestro. Ejemplo, en 2017 se nos llena la boca con esa palabra-insulto del momento: 'fanático'. Pero cuando el occidental se lo escupe al oriental, aunque acierta, acierta por error. El oriental se nos ha fanatizado, ciertamente, pero el occidental acusa en falso al oriental de fanatismo. No sabe lo que está diciendo. Desentrañémoslo con la lectura del genio Chesterton: "El fanatismo es la incapacidad de concebir seriamente la alternativa de una proposición. No tiene nada que ver con la creencia en la proporción misma". Estar convencido de lo que se dice no es fanatismo ni dogmatismo: es sentido común. Y don Gilberto añade: "No es fanatismo, por ejemplo, tratar al Corán como algo sobrenatural, pero es fanatismo tratar al Corán como natural, como si fuera evidente para cualquiera y común a todos". Y aún más de actualidad: "No es fanatismo de parte de un cristiano tratar a los chinos como paganos. Más bien, su fanatismo comienza cuando trata a los paganos como si fueran cristianos". Es decir, justo lo que ocurre ahora mismo. Y no lo es porque los chinos son eso: paganos. Pero Chesterton hundía el estilete en el argumento enemigo sin dejar de hablar en positivo, esto es, de hacer una propuesta. Ahí va: "La verdadera liberalidad consiste en ser capaz de imaginarse al enemigo". Y más. "El hombre libre no es aquel que piensa que todas las opiniones son igualmente verdaderas o falsas: eso no es libertad, sino debilidad mental". Se lo traduzco: el progresismo y el relativismo imperantes en la actualidad son eso y sólo eso: pura debilidad mental. Y todo esto nada tiene que ver con la libertad. Antes al contrario, "el hombre libre es aquel que ve los errores con la misma claridad con que ve la verdad. Mientras más sólidamente convencido esté un hombre, menos usará frases como: 'Ninguna persona culta puede sostener realmente…', o 'no puedo comprender cómo el señor Jones puede llegar a afirmar…', seguidas de una opinión muy antigua, moderada y defendible". Es decir que "una persona progresista puede opinar lo que le agrade. Yo comprendo perfectamente cómo el señor Jones sostiene esas opiniones maniáticas que sostiene". Puedo no estar de acuerdo con ellas pero no pongo en solfa ni la rectitud de intención del señor Jones ni los motivos, nada espurios, que le llevaron a concluir lo que concluye. Sólo que no estoy de acuerdo con ello porque antepongo otros principios y otros argumentos que me parecen más válidos. Y esto nos lleva a la gran conclusión: el peor de los fanáticos, y el más peligroso es aquel que no cree en nada. No hay fanático más peligroso que el indiferente… también conocido como progresista. Eulogio López eulogio@hispanidad.com