• ¿Transparencia del cura Vallejo o transparencia del excura Vidal? ¿En qué quedamos?
  • Vallejo podría ser condenado a ocho años de prisión por lo mismo por lo que el pícaro Vidal recibe parabienes.
  • ¿O es que hay que denunciar a los tribunales o a la prensa los pecados de los curas conservadores y ocultar los de los progres?
Vengo de ver el informativo de Cuatro (martes 12). Muy profesional. Les cuento. Tras introducirnos en los "nuevos escándalos vaticanos" nuestro presentador, compungido él, se lanza en tromba contra el cura Lucio Vallejo, español y del Opus, dos condiciones que para un progre constituyen demostración inequívoca de culpabilidad e infamia. Vallejo era uno de los responsables de auditar y reformar el llamado banco vaticano y la economía de la Iglesia y ahora es acusado por la gendarmería vaticana como presunto filtrador de los datos que aparecen en dos libros de dos periodistas italianos con muy mala leche. En Cuatro, a Vallejo, insisto, miembro del Opus -señal inequívoca de culpabilidad e infamia- le califican como 'el cuervo', una muestra de ecuanimidad del grupo Mediaset. Figúrense si será cierto que su colaboradora en la filtración, nada menos que Francesca Chaouqui, le ha echado toda la culpa a él para excusarse ella. Esto es definitivo, según Cuatro. Y también según Cuatro, la maldad de Vallejo, ha dejado dolorido a Su Santidad. Aseguran los chicos de Berlusconi que se ha demostrado cómo donativos para niños han ido a parar a las obras del ático del malvado Bertone, número dos de Benedicto XVI. Con ello, Cuatro y similares ya preparan el ataque contra Benedicto XVI -próximo capítulo, no lo duden- quien, no lo olvidemos, sigue siendo Papa, aunque no gobierne la Iglesia. Y a todo esto, ¿qué es lo que ha hecho Vallejo para poder ser condenado nada menos que a ocho años de prisión? Siempre guiándome de fuentes fidedignas, de Cuatro, lo que ha hecho el tal cura es filtrar datos económicos sobre el Vaticano a dos periodistas, que han sacado dos libros donde critican el despilfarro económico de la Iglesia. Conviene insistir en este punto: aunque medio planeta y el 100% de los seguidores de Tele 5-Cuatro consideran que el cura Vallejo ha sido acusado de meter la mano en la caja, quiero aclarar que no. Se le acusa de haber filtrado datos de que otros, no él, sí habrían metido la mano en la caja. Es decir, que Vallejo habría denunciado al mundo el despilfarro eclesial. Y bien: ¿no quedamos en que la teoría del Papa Francisco consiste en que los pecados de la Iglesia deben ser denunciados ante el mundo, verbigracia, ante los tribunales civiles? ¿En qué quedamos? Uno diría que Francisco, en lugar de estar -siempre según Cuatro- desolado por el comportamiento del cura Vallejo debería haberle impuesto una medalla. Pasando del presunto filtrador encarcelado a los presuntos implicados en su auditoría. Algunas de las acusaciones son realmente tontas, pero tal cual se cuentan en Cuatro suenan fortísimas. Por ejemplo, la contabilización de inmuebles, verdaderos palacios, a un precio de un euro. Algo que aconsejaría cualquier contable a una institución como la Iglesia, sin ánimo de lucro, pero que tiene un patrimonio inmobiliario carísimo (iglesias y catedrales en el centro de ciudades por razones históricas) sobre los que si se les forzara a pagar contribución urbana simplemente tendrían que cerrar. Como no se trata de obtener plusvalías inmobiliarias (les aseguro que la Iglesia no piensa vender la Basílica de San Pedro), como resulta que esos inmuebles sólo están para mayor gloria de Dios, si legalmente pueden mantenerlo contabilizado a un euro, yo se lo aconsejaría vivamente. Pero el locutor de Cuatro se rasga las vestiduras ante la prueba fehaciente de culpabilidad eclesial. Pero a lo que estamos, Fernanda, que se nos va la tarde. El gravísimo pecado del cura Vallejo ha consistido en filtrar información. Es igual que lo hiciera para el bien de la Iglesia, según la nueva estrategia, o no: es culpable. Y entonces: ¿no estábamos luchando contra el despilfarro? Sobre todo si, a renglón seguido, Cuatro hace una hagiografía del ilustre ex cura (o sea, que es bueno, no como los curas en ejercicio, que son muy malos) José Manuel Vidal, director de Religión Digital. Don José Manuel el mayor pícaro de la clerecía hispana, es decir, uno de nuestros peores ciudadanos, se fue a ver al Papa para denunciar la pederastia de un congregación catalana. La verdad es que si el denunciante es Vidal ya estoy tentado de pensar que la tal congregación está repleta de aspirantes a la santidad pero me temo que este argumento sólo convencerá a los que conocemos a Vidal. Para aclararnos: Vidal fue el gran calumniador del cardenal Rouco, por la sencilla razón de que si algo molesta a un vaticanólogo, y especialmente a un cura rebotado, es que los obispos no le obedezcan. Pero lo que relata Cuatro, en palabras de Vidal, que así hace publicidad de su producto, es que el Papa "Me cogió el brazo y, como si me dieran orden, dijo: 'publíquelo, publíquelo'". ¡Ay!, José Manuel, este viejo corazón no puede resistir tantas emociones. Me imagino al padre Vallejo diciéndole a los periodistas italianos mientras les aportaba datos sobre el desafuero económico del Vaticano: "publícalos, publícalos". Y tanto los susodichos plumíferos como el pícaro de Vidal, han hecho caso de los consejos recibidos, aunque me temo que la decisión vino antes que el consejo. Uno, que es así de malpensado. Se lo voy a explicar para que lo entiendan… porque a mí me ha costado entenderlo. No es que el cura Vallejo, el del pérfido Opus, utilizara el dinero de los pobres para vivir, insisto, en medio del lujo y quien le trujo. No, se le acusa de haber denunciado ese despilfarro. Y si realmente fue él quien filtró el asunto a dos periodistas con tan mala leche como Emiliano Fittipaldi, y Gianlugi Nuzzi, entonces sí que debe ser encerrado en el penal Vaticano: Por tonto. Lo que sorprende, ¡oh, sí!, es que por la misma razón, por denunciar presunta pederastia en una congregación, el pícaro de Vidal sea entronizado como el nuevo héroe. Porque si ahora mismo descubriera que un cura está dilapidando el dinero del cepillo o que se está beneficiando a los niños de la primera comunión, ¿qué debo hacer? ¿Denunciarlo a la Iglesia o a la policía? Pues según la doctrina imperante en el Vaticano actual, está clarísimo: si el acusado es conservador, le echo encima a la brigada criminal. Si es progresista, practicaré con él la misericordia y no traicionaré la confianza. ¿Exageraciones? Me viene a la cabeza el nombre de cierto purpurado famoso por dos cosas: haber sido investigado por pedofilia pero, al mismo tiempo, reconocerse conspirador progre para entronizar a un papa progre. Y todo ello confesado por él mismo, porque la desfachatez de algunos purpurados es cada vez día mayor. Oiga, ni la más leve crítica al insigne monseñor. El problema del Papado de Francisco es la confusión creada. Todo lo demás se evitará… por añadidura. Pero la confusión creada… Eulogio López eulogio@hispanidad.com