• Sobre el fin de la historia, ignoren a Fukuyama y lean a O'Brien.
  • Avanzará mucho más, entre la opresión y la liberación.
  • Con esta novela entendemos qué es la muerte y, por tanto, qué cosa es la vida.
  • El Padre Elías vuelve a señalar el ambiente opresivo, que constituye el signo de nuestro tiempo y la marca de nuestros días.
  • De derrota en derrota hasta la victoria final.
  Seguimos con esa novela-revelación, la tercera de la saga del Padre Elías (El Librero de Varsovia y El Padre Elías. Un apocalipsis), titulada El Padre Elías en Jerusalén. Insisto, ninguna otra narración me había impactado tanto como esta, en todo el año 2015 que ahora concluye. O'Brien nos retrotrae a tiempos más civilizados, de la vida era eso que venía antes de la muerte, por lo que la vida resultaba mucho más feliz y placentera: se vivía a tope. Tiempos en los que, no se lo van a creer, no existía Sálvame ni El Gran Wyoming. Bueno, quizás existían pero no se les permitían destacar demasiado para que no contaminaran el ambiente. No les voy a decir quién, pero O'Brien cuenta en su novela la muerte de unos de sus personajes: impresionante. Vuelvo a leer literatura, ese arte que parte del mismo origen que el periodismo, la realidad, pero llega hasta donde el periodismo no puede llegar, porque se ha automutilado para creer más allá de lo que ve. Y en su mutilación voluntaria, no puede contemplar nada relevante, ni el amor ni el odio, ni la vida ni la muerte, ni la conciencia libre ni la autodestrucción, ni el infierno ni la gloria. El periodismo es una realidad parcial, la literatura, al menos la buena literatura que parecía olvidada, es la realidad completa. Con O'Brien entendemos lo que es la muerte… y lo que puede ser. Traducido: para conocer el final de la historia no lean los ensayos, sin duda valiosos de Francis Fukuyama (El fin de la historia y el último hombre, 1992) sino El Padre Elías en Jerusalén. Éste es más profundo que aquel; este es literatura, aquel periodismo: éste es filosofía, aquél sociología. Y éste es mucho más divertido que el otro. Con esta novela entendemos qué es la muerte y, por tanto, qué cosa es la vida. El Padre Elías vuelve a señalar el ambiente opresivo, que constituye el signo de nuestro tiempo y la marca de nuestros días. Ya saben mi lema: de derrota en derrota hasta la victoria final. No sé si será el de Michael O'Brien pero sospecho que sí Y termino con una cita del Catecismo de la iglesia católica que el propio Michael O'Brien coloca en la introducción de su historia. Ojo al dato: "Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22)". En román paladino, que se trata de una novela extraordinariamente realista. Sólo habla de lo anunciado hace más de 2.000 años. A lo mejor es ahora cuando se le está dando cumplimiento. Más nos vale conocer los hechos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com