• Todos sabemos qué es el honor cuando nos lo quitan… o nos lo quitamos.
El honor es un concepto tan relevante como esquivo. Ocurre como con San Agustín y el tiempo: "si me preguntan lo que es, no lo sé; si no me lo preguntan, entonces sí lo sé". En particular, sabemos qué es el honor cuando nos lo quitan… o nos lo quitamos, que de todo hay. Con la legislación ocurre lo contrario. La norma tiene el siempre concluyente sabor de lo objetivo. El problema de la ley es que no tiene por qué ser justa mientras que el honor es patrimonio de la justicia. Y dicho esto, me gustaría que leyeran dos mensajes sobre el cese del antiguo JEMAD de Zapatero, general del Ejército del Aire, José Julio Rodríguez. Se supone que, en teoría pasa obligatoriamente a condición de retiro, al haber fichado por Podemos. Ahora vean las dos caras de la moneda: la que apela al honor de la pluma de un sargento del Ejército, y la que explica la problemática legal -el Gobierno Rajoy quizás haya metido la pata- sobre el controvertido cese del controvertido candidato Rodríguez, a cargo de un abogado Zaragozano, Pedro Hernández. Pueden parar mientes en el honor o en la ley, o pueden establecer un puente entre ambos. A fin de cuentas, el honor es patrimonio de la prudencia y el derecho de la sabiduría. Ambas, virtudes de lo más deseables. Ahora bien, un hombre no juzga a otro por su cumplimiento de las leyes sino por su bonhomía, algo más cercano al honor. Yo no sabría qué concluir pero los dos mensajes me gustan, el del abogado Pedro Hernández o el del sargento Bruno Navarro. Eulogio López eulogio@hispanidad.com