El hombre con la cabeza mejor amueblada de Vox es una mujer, de nombre Rocío Monasterio. Figúrense si será inteligente que ha sacado de quicio, no sólo al lobby gay, sino también al liberalísimo comecuras don Federico Jiménez Losantos.

Monasterio advierte que nadie tiene por qué soportar a la puerta de su casa actos indecorosos o actos sexuales explícitos

El lobby LGTBI está muy enfadado con Monasterio, por la sencilla razón de que esta madre de cuatro hijos -y a mucha honra- se atreve a decir lo que otros no se atreven a decir. Por ejemplo, asegura Monasterio que los padres, no tienen por qué contemplar espectáculos sexuales cuando salen de casa.

También: Monasterio, en plena negociación -difícil negociación- por la Asamblea se atreve a insistir en que se termine con las clases de ideología de género (uno de los programas más agresivos de pedagogía en ideología de género es el que puso en marcha Cristina Cifuentes en Madrid) insiste en que los padres deben decidir si sus hijos reciben, o no, clases de ideología de género.

Orgullo: cuando la evidencia chirría es que algo no marcha

Inteligente y valiente, Monasterio va contra corriente, lo cual resulta un espectáculo tan inhabitual como espléndido.

Porque el problema de fondo es que cuando la evidencia chirría es que algo no marcha.