• El liberalismo económico, por contra, puede ser compatible con el cristianismo.
  • Pero no el capitalismo, que defiende el libre mercado pero no la propiedad privada.
  • Y mucho menos el capitalismo financista, pura especulación que nada aporta al bien común. 
Curioso, o no tanto. La referencia de Jackson Hole habla de capital, no de trabajo. Bueno, no es nada curioso, pero eso indica que el capitalismo financista (quizás no así el liberalismo, defensor la propiedad privada) es lo más opuesto al cristianismo, que antepone siempre el trabajo al capital, por la sencilla razón de que el trabajo constituye el factor humano de la producción. Lo que en el lenguaje de la doctrina social de la Iglesia siempre se ha conocido como "primacía del trabajo sobre el capital". Repasemos: el liberalismo económico, en cuanto se preocupa de la propiedad privada, puede ser compatible con el cristianismo. Sobre todo, si hablamos de propiedad privada pequeña, porque el propietario es un hombre libre, el proletario no. El capitalismo no, porque se diferencia del liberalismo en que mientras el liberalismo defiende la propiedad privada, el capitalismo defiende las empresas privadas y los mercados privados. ¿Es lo mismo propiedad privada que empresa privada? Evidentemente no. Recuerden: un carterista puede ser un entusiasta del libre mercado pero no de la propiedad privada. Y luego está el capitalismo financista, donde el poder no radica ni tan siquiera en la gran propiedad sino en la gran intermediación. Aquí no sólo es que el capital prime sobre el trabajo es que el trabajo se mide en coste de capital. El rentista es el rey del nuevo tejido económico desde que los mercados imperan sobre la producción. Es decir, los mercados financieros no colaboran con el bien común, que es lo que hacen tanto empresarios como trabajadores, tanto propietarios como proletarios. Es el financismo o capitalismo financista: lo más opuesto al cristianismo y a la doctrina social de la Iglesia. Eulogio López eulogio@hispanidad.com