A mi suegra, viuda, con una pensión de poco más de 650 euros al mes, el Ayuntamiento de Valtierra (Navarra) le ha expropiado una vivienda de su propiedad. Para ello, ninguna negociación: le han comunicado que estaba en ruinas y que la tenía que ceder o pagar los gastos de demolición (9.000 euros) y sin que el proceso resultara peligroso para la ciudadanía.

La verdad es que la ciudadanía nunca había reparado en que la casa albergara peligro alguno, pero el muy noble y muy leal Ayuntamiento de Valtierra se ha hecho con el solar gratis. De propina, mi señora suegra ha tenido que pagar los 300 euros que ha cobrado el notario para firmar un acta de cesión al municipio. ¿Cesión? Más bien expropiación forzosa. Te obligan a regalarles un solar y encima tienes que pagar tu al notario. Curioso. A doña Ada Colau le parecerá muy requetebién: fuera viviendas vacías. Se la quitamos a la ricachona de mi suegra y regalémosla al señor alcalde de la población, que para eso es socialista.

Nadie se ha manifestado ante la injusticia perpetrada por el Ayuntamiento de Valtierra contra mi suegra, natural de la villa. Por cierto, no es la primera vez que el señor alcalde recurre a los legalísimos métodos que proponen tanto el PSOE como Podemos, como las coordinadoras antidesahucios. Se llama hacerse con viviendas a coste cero aprovechándose de la indigencia de los jubilados. Bueno sí, el coste de la demolición y el ensanche de la calle le ha salido gratis al Ayuntamiento. Todo muy social. Mi señora suegra se fastidió, pagó la notario y perdió su propiedad.

Dramatizar no es tener razón pero te hace ganar audiencia en TV

Caso bien igual pero bien distinto. En Madrid, el Ayuntamiento ha derribado la casa de la familia Gracia González en la calle Ofelia Nieto. Personajes especialmente agresivos se han enfrentado a la Policía Nacional, que ha detenido a once. Entre ellos, el hijo de la propietaria. Lógico, a nadie le gusta que le derriben la casa. A mi suegra tampoco, pero no se lió a pedradas con la policía. Las televisiones, siempre dispuestas a favorecer la paz ciudadana, recogen testimonios como el de la mujer que aseguraba que esto es un 'pelotazo municipal' mientras el locutor anima en 'off' la historia , con la alusión, inocente, a que la vivienda derribada se va a dedicar a uso residencial. Alguien podría pensar -muchos lo habrán pensado- que tras el termino 'residencial' se esconden futuras viviendas de lujo, pero lo cierto es que el adjetivo 'residencial' alude a aceras más amplias para que los ciudadanos residentes anden más cómodos.

Dramatizar los asuntos no da la razón al que dramatiza pero hace ganar muchos televidentes.

Pero lo mejor viene ahora: entras en los pormenores y descubres que el Ayuntamiento, tras años de negociación, había decidido -para ser exactos, el Jurado Territorial de Expropiación- pagar 399.123 euros a los Gracia González. Oiga por ese dinero se puede comprar un piso decente en Madrid, se lo aseguro. Pero no, los Gracia González, víctimas de las fuerzas represivas y de la maldad intrínseca del Ayuntamiento, exigían 865.597 euros, un dinero con el que te puedes comprar una residencia de lujo en la urbanización de lujo más cara de Madrid.

Pero fue lo de Madrid, no lo de Valtierra, lo que ha originado un follón social. Es que mi suegra no tiene amigos que formen barricadas con contenedores y golpeen a las fuerzas antidisturbios. Mi suegra no es noticia.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com