Tengo un grupo de amigos y a un legión de lectores (¿O es al revés?) ligeramente molestos conmigo por el tratamiento que, según ellos, da Hispanidad al Papa Francisco (en la imagen), que hoy cumple dos años desde su elección. La última bronca, por aquello de la confusión. Oiga, me dice alguien desde Argentina -el demonio es el padre de la confusión- que no diga usted eso del Papa. Bueno, yo pensaba que el demonio era el padre de la mentira, no de la confusión, pero dejemos eso.
El propio Francisco cuenta con un Papado corto. Pero eso no significa que tenga que decir todo todos los días
Lo explicaré de otra manera, con palabras de un obispo argentino que conoce bien a Bergoglio y le quiere mejor: "Jorge es un cumulo de rarezas". Es un Papa de difícil exégesis. Más que nada porque es porteño, identidad de difícil acceso y de aún más difícil interpretación. Ahora bien, si las alusiones a las conejas, la negación implícita de todo tipo de manifestaciones extraordinarias de la Virgen María -con aquella chanza de que Nuestra Señora no es "una estafeta de correos"-, la no publicación del informe de la Comisión Medjugorje, sus referencias, no a los homosexuales, sino a la homosexualidad, sus alabanzas al cardenal Kasper, pirómano 'number one' del incendiado Sínodo sobre la Familia, y otros 'equívocos' no se prestan a confusión… entonces es que nada se presta ya a confusión y todos debemos alegrarnos por ello. El propio Francisco confiesa a sus próximos que su Papado no durará mucho. Incluso, durante una conversación con amigos argentinos, llegó a hablar de tres o cuatro años. Cuando el nombraron dije que a este Papa le tocaba papel de mártir. La primera forma de martirio es la manipulación de su figura y de su mensaje, realizada por el Nuevo Orden Mundial (NOM) y sus terminales progres. Sí, hay equívocos en sus mensajes y también hay manipulación interesada. Por ejemplo, la cruzada contra la pobreza de Francisco es trasformada de inmediato por el NOM como resentimiento contra la propiedad privada, que no deja de ser garantía de libertad. Y su intento de mejorar la santidad de la Jerarquía lo convierte el NOM en una especie de novela Dan Brown sobre los grupos reaccionarios que pretenden abortar las reformas de Francisco. Sí, el mensaje ambiguo del propio Francisco y las manipulaciones externas, conforman un bienio de confusión pero también de brillantez, con esa capacidad para poner el dedo en la llaga. Lo cual no significa, ni que el Papa Francisco abone esa confusión (y el que quiera comprenderle que estudie porteño) ni que sea un Papa Negro, como dicen algunas documentadísimas y majaderísimas páginas autotituladas tradicionalistas… y que rompen con la venerable tradición cristiana respecto al Vaticano: Rezad por el Papa, defended al Papa. En definitiva, sí, hay confusión en el Papado de Francisco, pero eso no es un insulto al Papa. Y esa confusión es producto propio y ajeno. Propio, porque quizás el entorno papal debería hablar más claro. Ajeno, porque el NOM está empeñado en utilizar a Francisco y para eso cambia su figura y su mensaje. Y la prueba sigue siendo la misma: ¿Por qué no había que reinterpretar el mensaje de Juan Pablo II y de Benedicto XVI? A estos simplemente se les insultaba, pero parecía imposible manipularlos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com