El próximo domingo 8 de abril, la Iglesia católica celebra la festividad de la Divina Misericordia, instituida por San Juan Pablo II el último año del siglo XX, el año 2000.

Faustina Kowalska escribió el diario de la Divina Misericordia y así nació esta devoción y esa filosofía de vida, resumida en las tres palabras de la imagen que los católicos veneraremos el próximo domingo 8 de abril: Jesús en ti confío.

La revelación a Santa Faustina se contrapone a la atmósfera imperante hoy: quejarse

Pues bien, en ese diario destaca una revelación de Cristo a la canonizada mística polaca que levantaría ampollas entre la progresía si la progresía leyera lo titulado El Diario de la Divina Misericordia, (tranquilos, no lo harán, salvo para filmar una película blasfema subvencionada por el Gobierno). La frasecita de marras es esta: “No reclames nunca tus derechos”. O peor: “No te defiendas cuando toda la vergüenza recaiga sobre ti injustamente; deja que triunfen los demás. No dejes de ser bueno si adviertes que abusan de tu bondad”.

Palo y caricia: “Cuando sea necesario, Yo Mismo intervendré por ti”.

Y más: “No te defiendas, deja que triunfen los demás”

¿Se imaginan que una feminista leyera esto? ¿No sería como maravilloso y formidable?

Digo, porque reclamar derechos de continuo, siempre a ritmo creciente, representa la pauta actual, la atmósfera imperante a día de hoy. Y ahora resulta que el binomio Jesús-Faustina nos comunican que no, que lo contrario, y que menos quejarse, y que no quejarse no es cobardía sino reciedumbre y coraje.

¡Ay si feministas y podemitas leyeran estas sentencias! ¡La que se iba a armar!