• En el Día del Niño, Manos Unidas se olvida del primero de los derechos de la infancia: el derecho a la vida.
  • Benedicto XVI ya advertía contra esta cadena de buenos sentimientos que termina en mera filantropía: ¡Dios nos libre de los filántropos!
  • Una institución católica no puede adorar al planeta tierra. Eso se llama idolatría.
Manos Unidas nos presenta el Día del Niño, a celebrar el viernes 20. Y esto está muy bien porque el ser más desvalido no es la mujer, ni tan siquiera el anciano, sino el niño. Y entonces nos presenta el maravilloso plan. Pero lo hace con ese lenguaje tan mundano, tan especial, de los derechos del niño. Mire usted: los cristianos no funcionamos por derechos, funcionamos por amor, que va mucho del derecho. La deriva de Manos Unidas es peligrosa y se deja ver en que siendo una institución de la Iglesia católica, ni tan siquiera menciona la mayor vulneración de derechos del niño que se perpetra hoy en el mundo: el aborto y la contracepción, toda ella abortiva. Es decir, a la hora de defender los derechos del niño en el Día del Niño, se olvida del primer derecho, sin el que no puede existir ningún otro. No es un olvido. O mejor, es un olvido de su origen llevado por los buenos sentimientos (¡Dios nos libre de los filántropos con buenos sentimientos!). Benedicto XVI, preocupado por esa deriva de las instituciones de caridad católicas, lo explicaba así: "La justa colaboración con las instancias internacionales en el ámbito del desarrollo y la promoción humana, no deben hacer que cerremos los ojos frente a estas graves ideologías y los pastores de la Iglesia (…) tienen el deber de advertir de estos desvíos tanto a los fieles católicos como a todas las personas de buena voluntad y de recta razón. Se trata, de hecho, de una deriva negativa para el hombre, aunque se disfrace de buenos sentimientos en nombre de un supuesto progreso, o de presuntos derechos o de presunto humanismo".  Ratzinger, que es un gran teólogo, habla de reducción antropológica la que realizan algunas instituciones humanitarias de la Iglesia católica. Como yo soy más bruto que el Papa Benedicto prefiero hablar de mundanidad de estas asociaciones, como Manos Unidas: "Frente a esta reducción antropológica, ¿cuál es la tarea de todos los cristianos, y especialmente de quienes se dedican a las actividades de caridad, y por tanto están estrechamente relacionadas con muchos otros actores sociales? Ciertamente tenemos que ejercer una vigilancia crítica y, a veces, recusar financiamientos y colaboraciones que, directa o indirectamente, favorezcan acciones o proyectos en contraste con la antropología cristiana". Ejemplo, Manos Unidas se muestra encantada con los Objetivos del Milenio (ODM), que ahora (2015-2030) pasan a llamarse Objetivos para el Desarrollo Sostenible. Es decir, introducimos ahí el cambio climático y la adoración al planeta Tierra, otro de los instrumentos del Nuevo Orden Mundial (NOM) contra la Iglesia. Al final, todo el lavado de cerebro del calentamiento global consiste en fomentar que llegue menos gente al banquete de la vida. Ninguna especie animal sobra pero la humana, sí. Y ya saben cómo se hace eso. En cualquier caso, una institución católica no puede adorar al planeta tierra. Eso se llama idolatría. Y esta petardez la vende Manos Unidas. Para mí, que alguien debería hacer algo. Eulogio López eulogio@hispanidad.com