Cada vez que escucho el discurso feminista -y feministo- del Gobierno Sánchez, lo mismo me da Pedro que Carmen, Pablo que Irene, me acuerdo de Chesterton cuando aseguraba sentirse igual de afectado por la “violencia masculina de las sufragistas como por la susceptibilidad femenina de los estetas”.

Pedro Sánchez es un esteta. Un esteta es aquel que, ante lo serio se comporta con frivolidad -no, no estoy hablando del Gran Wyoming, aunque podría- al tiempo que adopta un tono plúmbeo y preocupado ante cualquier frivolidad.

Ejemplos: cuando Sánchez suelta aquello de “nosotros y nosotras” (como si un varón pudiese ser ‘nosotras’) o cuando Carmen Calvo se olvida de que ha pasado el coronavirus y entra en una violenta diatriba por la fruslería de si el feminismo debe apoyar la prostitución o la transexualidad, dos polémicas a cual más idiota.

La de la transexualidad todavía más. ¿Por qué las feministas del PSOE se oponen a la lucha trans, la última tontuna de la ideología de género? Pues porque se han dado cuenta de que si el sexo no existe, sólo el género, tampoco existe la mujer y entonces, ¿cómo vas a defender un derecho sobre algo que no existe?

Algo parecido ocurre con el feminismo PSOE y la prostitución, una polémica igual de lógica e igual de estúpida que la anterior. Porque la prostitución es una actividad tan antifemenina que repugna a muchísimas mujeres de forma natural. Bueno, a las de Podemos no, que ha dicho Irene Montero que ella estaba en contra del fornicio financiado pero no llega a postular su ilegalización porque hay muchas ‘compañeras’ feministas que defienden el derecho a prostituirse que significa, mismamente, lo que usted está pensando. Pero las feministas sí, las feministas sólo odian dos cosas: la virginidad y la maternidad, dos productos del pasado, superados por la radiante aurora feminista. Porque claro, si no existe el sexo, sólo el género, tampoco existe la mujer, y si no existe la mujer, el feminismo se queda sin objeto... al haberse quedado sin sujeto. 

Y para quien piense que todo lo anterior es una quisicosa sin mayor alcance, que repare en la que le han montado a la consagrada autora de Harry Potter, la escocesa J.K. Rowling.

Por el momento, el feminismo del PSOE mantiene, menos mal, su negativa a legalizar la prostitución, no porque condene el fenómeno en sí mismo, como inmoral, sino porque considera que es un negocio donde se utiliza a la mujer. Tan cierto es lo uno como lo otro pero, en cualquier caso, bienvenido sea el veto. Esperemos que se mantenga por mucho tiempo.

Las feministas llevan 50 años denigrando el eterno femenino -igual que existe el eterno masculino, porque el sexo es parte constitutiva y sustancial de la persona- porque eso supondría aceptar que el sexo nos viene dado y que Dios no nos ha pedido permiso para crearnos varón o mujer… ni tan siquiera para crearnos. El feminismo lleva 10 años alabando el fenómeno ‘trans’ porque el sexo no existe, sólo el género… y ahora caen en la cuenta de que si la feminidad no existe, ¿a quién puñetas estamos defendiendo, de qué y para qué?

En cualquier caso, que PSOE y Podemos estén discutiendo el derecho a ser puta o que se encuentren en la contradicción de abrazar lo ‘trans’, al tiempo que defender la identidad femenina y, por tanto los derechos de la mujer, demuestra que el debate resulta extraordinariamentre profundo. Esperemos que no degenere, que todo es susceptible de empeorar.