En el cruce de insultos de Pedro Sánchez y Pablo Casado, pasó desapercibida en el Congreso, pasado miércoles 16, la moción presentado por Vox -el único partido no progre de la cámara- contra el bulo de los bulos… o utilización de las fake news (noticias falsas) como instrumento para imponer el pensamiento único y , en especial, la cristofobia: la censura a todo lo que huela a cristiano.

Ya saben, si algo no me gusta digo que es una invención. La confusión interesada de los progresistas entre información y opinión ha generado una censura definitiva: la que reduce al discrepante en nombre de los hechos, que no de los argumentos, calificándole como mentiroso.

Y así, Vox denunció lo que denuncian buena parte de los medios informativos. Un puñado de aprovechados, por ejemplo, la propia agencia EFE, pero también Newtral y Maldita.es (todos ellos salidos de La Sexta), financiados por George Soros, ‘contratados’ por Facebook e indirectamente por Googleconvertidos en norma y ley por el ‘ministerio de la verdad’ de Carmen Calvo, a mayor gloria de Pedro Sánchez, están imponiendo el pensamiento único que, miren por donde, es hoy el pensamiento débil.

Estamos ante un cinismo mayúsculo: el del embustero que se dice protector de la verdad (a cambio de dinero y poder, naturalmente) y el del censor que asegura proteger la verdad y la honor de la gente, cuando lo que realmente hace es silenciar al discrepante. Es el gran bulo del siglo XXI: en nombre de la lucha contra las ‘fake news’, se cercena la libertad, no de prensa, sino de expresión, que es algo mucho más grande y grave. Porque el objetivo del llamado ‘ministerio de la verdad’ de doña Carmen Calvo, no atenta contra el oligopolio de medios informativos sino contra dos libertades que ha traído la red: la de la prensa digital independiente -los medios pequeños- y la de las redes sociales, es decir, la libertad de expresión del pueblo.

Naturalmente, la moción de Vox sirvió para que toda la cámara les llenara de insultos. Entre ellos el de “pijos”. Y esto me ha llenado de nostalgia: hacía tiempo que no escuchaba lo de “pijos” como insulto político. Uno es así, echa de menos el pasado.

Pero no me resisto a resaltar la intervención del diputado el PNV Mikel Legarda, del PNV, un partido nacionalista de derechas, nacido en la sacristía, clerical hasta la médula. Legarda, nos regaló esta perla anti-Vox: su moción estaba motivada por “hechos alternativos subordinados a las creencias personales”.

Para entendernos que la fe cristiana es un matrix que genera una realidad paralela, naturalmente inexistente. Y esto lo decía un miembro de un partido nacido confesional, en la cabeza majadera de Sabino Arana, convertida hoy en el soporte que ha entronizado en el poder en España (Sánchez ganó la moción de censura gracias al PNV), un poder, antes que de izquierdas o de derechas antes que conservador o progresista, es ferozmente cristianófobo.

En cualquier caso, las creencias no crean la realidad, son el resultado -cierto o equivocado-, de la observación de esa realidad.

Eso, los peneuvistas de antaño, Sabino Arana también, sí que lo sabían. Pero ahora vivimos la decadencia del pensamiento nacionalista vasco y del PNV. Y es una pena.