Propiamente dicho no existe un Día Mundial por la Vida porque a la ONU no le da la gana lanzarlo y es quien posee el copyright. La ONU no desea un Día por la Vida sino 365 días por la muerte, por el aborto o 366 si se trata de año bisiesto.

Además, el 25 de marzo se celebra el día por la vida por ser la Anunciación, y la concepción del Hijo de Dios tiene por fecha los nueve meses antes de la Navidad. ¡Qué peligro!

25 de marzo, nueve meses antes de Navidad. La batalla continúa

Incluso muchos provida tienen la sensación de que la aceptación social del aborto les ha llevado a un fracaso. Además, los atentados contra la vida se han multiplicado: el aborto quirúrgico ya no es nada, casi una nimiedad, frente al aborto químico, que no nos los imaginamos como aborto aunque sigue siendo el mismo crimen.

Además, se multiplican las fórmulas de cosificación del hombre, con instrumentos retorcidos como una viruta, desde la tomadura de pelo de la FIV, pasando por los vientres de alquiler hasta la tétrica utilización de embriones humanos como cobayas de laboratorio. Todo muy científico.

Pero no es cierto: el mal nunca gana porque no tiene entidad, no deja de ser la ausencia de bien. Y en segundo lugar, está cada día más cerca día del vuelco, cuando la humanidad se lleve las manos a la cabeza y se pregunte qué es lo que ha hecho.

Por eso es tan importante la minoría de activistas provida. Más bien pro-persona, pero dejemos eso. El caso es que si nadie levantara el pendón de la defensa del más inocente e indefenso, entonces sí tendríamos un problema.  

Lo que está claro es que la lucha por la vida del no nacido es la aventura de nuestro tiempo.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com