• Curioso, el feminismo nunca es islamófobo y sí cristianófobo.
  • A pesar de que el Islam maltrata a la mujer y el cristianismo le rinde tributo.
  • Si no tuvieran el consuelo de hablar, ¿cómo podrían sobrevivir estas pobres mujeres condenadas a sufrir en silencio?
Un lector me advierte que mi nota sobre la CUP resulta demasiado alambicada. A lo mejor es cierto. Pero el objeto era muy senillo: yo quería, y quiero, decir que la CUP es feminismo radical. Y que el feminismo, además de una grandiosa majadería, es furiosamente cristófoba. La CUP de doña Anna Gabriel y demás compañeras mártires (ver imagen) combate la sociedad hetero patriarcal. Nada menos. Lo cual no tiene mucho sentido dado que allá donde triunfa el feminismo se terminan los hijos, ergo no hay madre ni padre patriarcales, por muy heterosexuales que sean ambos. Hablan las señoras de la CUP, y no callan, de la esclavitud de la mujer y del machismo imperante. Ya lo decía Guareschi: Si no tuvieran el consuelo de hablar, ¿cómo podrían sobrevivir estas pobres mujeres condenadas a sufrir en silencio? Y luego, por qué será, el feminismo siempre resulta cristófobo. No islamófobo, y mira que el Islam maltrata a la mujer, sino, precisamente, cristófobo, cuando es ese cristianismo quien ha elevado a la mujer. Poco éxito debe tener la severidad teocrática de la Biblia en su afán de utilizar a la mujer como agente de reproducción, porque lo cierto es que aquí donde llega el feminismo no hay reproducción. Buena prueba de ello es que en el occidente cristiano, tan criticado por las doñas de la CUP, no hay hijos, sino una consunción real de la sociedad… porque la mujer se niega a reproducirse. Pero si lo dice la CUP… Eulogio López eulogio@hispanidad.com