El caso Marcelo, el lateral del Real Madrid que se marchó a la playa con su familia, saltándose el encierro perimetral -otra tontuna Covid- ha devuelto a la izquierda a otro de sus solemnes parlamentos: yo le llamo el efecto Ducados.

Velaba yo armas en el diario la Nueva España de mi tierra asturiana. Una de esas noticias periódicas de cuando la Transición era la subida periódica del precio del tabaco. Se nos mandaba a los becarios a la calle a preguntar al pueblo y siempre había alguien que te respondía de esta guisa:

-Que suban el rubio, no el Ducados, que es el que fumamos los currantes.

Pues lo mismo con el intento de multar al personal por saltarse las normas del Covid o por cualquier otra cosa, según su nivel de vida.

Vamos a ver: las sanciones hay que tasarlas según la pena incumplida no según quién la incumple. Ya sabemos que el socialismo siempre ha sido antes que otra cosa, envidia, también envidia a quien tiene más patrimonio que tú. Ahora bien, el tabaco, sea Ducados o Marlboro -ahora casi igualados en precio- no debe ser más barato o más caro según quien lo fume sino según su propia naturaleza. ¿Acaso -sea negro o rubio- el tabaco es un producto de primera necesidad?