Las tarjetas de Cajamadrid: 78 directivos imputados por el juez Fernando Andreu (el mismo que lleva el Caso Bankia y defiende el informe de los peritos, ¡ay madre!). Podrían caerles penas de hasta seis años. Y hasta los medios informativos más serios del país se ensañan con los afectados, que anteayer eran laureados. Ya saben, Napoleón desembarca en Francia recién llegado del exilio: "Muerte al tirano", titulan los periódicos. A las 48 horas el pueblo francés ya se ha arracimado alrededor del 'tirano' y los mismos diarios aseguran: "El emperador entra en París".

Insisto: las tarjetas negras de Cajamadrid son el chocolate del loro de la crisis bancaria. Los bancos no caen por los gastos de representación, una gota en el océano del balance, sino por los créditos concedidos de forma dolosa. Allí hablamos de decenas de millones, aquí podemos hablar de cientos y hasta de miles de millones. Y eso es precisamente lo que no se ha investigado.

Y más justicia y menos legalidad imposible

Algunos piden una catarsis en España, que concretan en una hilera de notables entrando en fila india en la cárcel de Soto del Real.

Pero España no necesita catarsis, lo que necesita es un Valium. Sin un mínimo de serenidad no estaremos hablando de justicia sino de venganza y seguiremos dejando en manos de leguleyos -por ejemplo de jueces- el juicio moral, el relevante, que sólo se puede ejecutar desde la conciencia serena, con rectitud de intención y distinguiendo la gravedad de cada fenómeno.

Es la consecuencia de sustituir la moral por la ley y a Cristo por el Estado de Derecho. Y eso es lo malo, porque la ley, al 100 por 100, no hay quien la cumpla… por no entrar en las muchas leyes injustas que se han promulgado. La justicia debe aplicarse con sentido común. Vamos, que España no necesita una catarsis, sino un Valium.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com