Comer, rascar y confinar todo es empezar. Todavía hay majaderos, por ejemplo los de Podemos, que exigen a Pedro Sánchez medidas más drásticas, de confinamiento feroz. A lo mejor se trata de fusilar a todo aquel que se atreva a salir a la calle.

Además, enfrentarse al confinamiento es tiempo perdido. Pedro Sánchez tiene la respuesta fácil: si el arresto domiciliario de las familias españolas no acaba con el coronavirus los culpables seremos nosotros: por irresponsables e insolidarios. ¡Ea!

Además, cuando el coronavirus remita porque, o bien se haya conseguido una vacuna o bien nuestro organismo haya vencido al virus y se haya inmunizado contra él, nos dirán que el confinamiento de la población española era necesario para no saturar los servicios de urgencia.

Es más, el éxito se medirá como ya lo están midiendo los altos caros que comparecen ante la prensa: hemos prohibido el transporte y el transporte se ha reducido, hemos prohibido salir a la calle y hemos conseguido que todo el mundo se quede en su casa.

En este punto conviene recordar que el doctor Simón lleva días negándose a hablar de inmunidad (ahora le llaman inmunidad grupal, que no es sino un eufemismo para definir la suma de las inmunidades individuales). ¿Por qué? Para hacer buena la bestialidad de haber convertido cada domicilio español en una cárcel.  

Porque al final, para que lo entiendan, al virus le vencerá el eficiente Gobierno de Pedro Sánchez. Si no, pregunten en el CIS.   

Mentiras socialistas: cara yo gano, cruz tú pierdes.