El líder de la oposición en Reino Unido, el laborista Jeremy Corbyn, parece dispuesto a todo con tal de no perder popularidad. Ahora ha abierto de nuevo la caja de Pandora de la renacionalización de las redes eléctricas de Reino Unido y propone crear una Agencia Nacional de la Energía. Y justo coincide con el Día Internacional de la Luz que se celebra este jueves. ¡Qué oportuno!

Sin embargo, esto es algo que resulta muy complicado y carísimo de realizar. En primer lugar, porque habría que compensar a las compañías propietarias de dichas redes, que están valoradas en unos 68.900 millones de euros: lo haría pagando a sus accionistas en bonos soberanos a un precio inferior al de mercado que decidiría el Parlamento. Y segundo, si nacionaliza compañías (por ejemplo, quiere que la Agencia Nacional de la Energía suplante a National Grid como operador nacional de líneas de alta tensión), ¿qué pasará con los activos que tienen en otros países? ¿también se nacionalizarían? Nadie sabe la respuesta... ni siquiera el líder laborista. 

Una cosa es soltar la ocurrencia y otra bien distinta, llevarla a la práctica: algo que Corbyn y Podemos no acaban de entender

Algunas eléctricas ya han criticado la última ocurrencia de Corbyn. Creen que perjudicaría las inversiones, aumentaría los costes de los consumidores y retrasaría la transición energética.

Claro que nacionalizar las eléctricas también es una idea recurrente, como saben, en Podemos. En el caso de España, Red Eléctrica (REE), propiedad en un 20% de la SEPI -o sea, del Estado-, es la encargada de la operación del sistema eléctrico y el transporte de la luz, garantizando el suministro. Pero una cosa es soltar la ocurrencia y otra bien distinta, llevarla a la práctica.