• Criticar a la homosexualidad no es injuriar al homosexual.
  • De la misma forma que luchar contra la pobreza no es luchar contra el pobre, sino todo lo contrario.
  • De igual manera que luchar contra la incultura no es luchar contra el inculto, sino todo lo contrario.
  • El lobby gay ya no pide nada en elecciones porque lo ha conseguido todo.
  • Entre otras cosas, ha conseguido que se censure cualquier voz crítica con la homosexualidad.
El crimen no es una enfermedad, la criminología sí, advertía Chesterton. Como ven, en campaña electoral el lobby gay ya no interviene demasiado, como apenas intervino en las elecciones del 20 de diciembre. La razón es sencilla: ya no pueden pedirle más al Estado porque lo han conseguido todo. Han conseguido hasta que el PP se conmueva ante las reclamaciones gays. Como mucho, ahora se conforman con introducir el lavado de cerebro de la ideología de género ya desde las escuelas, desde la más tierna infancia, como hace el PP en Madrid y Murcia. ¿Cómo lo han conseguido? Pues consagrando el absurdo principio de que si atacas a la homosexualidad estás atacando al homosexual. Absurdo, contradictorio y un poco tonto. La homosexualidad es, para cualquier cristiano y para cualquier persona con sentido común, una aberración antinatural. Pero decir eso (lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica), además de ejercer la libertad de expresión, no significa atacar al homosexual. De hecho, significa lo contrario. Verbigracia: para un cristiano, lo importante es denunciar la homosexualidad por antinatural y al tiempo acoger al homosexual. Y así, atacar a la pobreza no supone al pobre, sino todo lo contrario; cargar contra la ignorancia no es atacar al ignorante, sino todo lo contrario; arremeter contra la enfermedad no es atacar al enfermo -sino todo lo contrario-. Y, lo más importante: porque si considerar negativa la homosexualidad supone injuriar al homosexual acabamos de reinventar la censura y acabamos de postergar la libertad de pensamiento. Bueno, esa nunca se puede fulminar del todo, pero sí la libertad de expresión: en ello estamos. En la precampaña, ya iniciada, para las elecciones del 26-J: ¿han escuchado la más mínima crítica contra la homosexualidad? Pues eso. Eulogio López eulogio@hispanidad.com