Una deliciosa historia de Giovanni Guareschi, el autor de la eterna pugna de la postguerra italiana, entre el cura Don Camilo y Pepón, el alcalde comunista.

Habla de un ateo librepensador que al ver cómo se derrumbaba el escenario desde el que se dirigía a las masas, gritó: “Civil y la banda”. Aseguraba con ello que quería un funeral civil, nada de curas, y la banda de música tocando el himno de Garibaldi.

Buen artículo el del exministro Jorge Fernández, en el periódico La Razón, dedicada al también civil, muy civil, funeral del próximo 16 de julio por las víctimas del coronavirus.

A pesar de la crisis religiosa que atravesamos, la más dura de la historia, resulta que el 67% de los españoles se siguen considerando católicos. Si han muerto 28.000 (cifras oficiales, por tanto falsas) españoles por coronavirus, significa que unos 15.000 eran católicos pero no se apuren: todo será muy lacio, muy civil, muy soso.

Y de postre, Pedro Sánchez aprovecha para, además de ejercer de ateo librepensador -le mola cantidad- colocar al frente del homenaje a Su Majestad el Rey quien, de este modo apoyará ante los ojos de todos los españoles, el espíritu de unidad nacional ante la tragedia… o sea la calamitosa política de Sánchez frente al Covid-19.

Un chollo, presidente, Y además ¡civil y la banda!